Nada me fue ajeno en Antigua, mágica ciudad guatemalteca. Desde el helado de elote y zapote hasta intentar llegar al corazón del jade. Desde el sabroso café de la mañana al canto del picuy. Desde las charlas con Belquis, la hondureña del hotel, hasta los volcanes y montañas.
Sus cielos siempre diferentes, siempre intensos, las sonrisas de sus gentes. La fuente de muchachas de senos chorreantes, las suculentas de una esquina de la plaza central...
Aquella historia casi oculta de guerrillas liberadoras y represiones genocidas.
Mientras recorrí sus calles empedradas, todo color me fue dado como regalo y el sonido de las marimbas formó parte de mi, vuelta a nacer en la selva de esos días...
Antigua, vida mía |
(cliqueando sobre la foto podés ver todas en mayor tamaño y como diapositivas, si querés)
pedido especial:
Si alguien que pasa por aquí tiene el libro de Marcela Serrano "Antigua vida mía" y me lo puede prestar, lalili agradecida, pues está agotado y deseo leerlo.
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