lunes, 22 de febrero de 2010

A tres años de la violación y asesinato de Sandra Ayala Gamboa


Como en años anteriores, habrá movilización en la ciudad de La Plata pidiendo justicia para Sandra y todas las mujeres asesinadas por el odio patriarcal.




FEMICIDIO EN UN EDIFICIO DEL ESTADO

Nació en Perú, tenía 21 años, era enfermera y hacía tres meses que había llegado a La Plata para estudiar Medicina. Su sueño era tener una clínica para brindar atención gratuita. Un día concurrió al ex edificio de Rentas por una entrevista laboral. Fue violada y asesinada. Su madre, su hermano y diversas organizaciones sociales no la olvidan y reclaman justicia por Sandra y “por todas las que sufren y pueden sufrir lo mismo, por las que vienen atrás”.

Por Juliana Díaz Lozano

Son las dos de la tarde. La primavera parece más lejana que nunca. El centro de la ciudad de La Plata empieza a desconcentrarse después de la hora pico. Un edificio público y una mujer de mediana edad con rasgos andinos que enciende velas blancas y adorna un portarretratos con flores de muchos colores. Ha llorado, pero mantiene un gesto firme en los ojos y en la boca.

El cuadro se abre. Sobre el frente del inmueble puede verse un enorme retrato de una mujer joven y bonita que mira de frente y un cartel “Justicia por Sandra Ayala Gamboa, violada y asesinada en el edificio de Rentas”.

La mujer que ha llorado pero que tiene un gesto firme, está rodeada por varios cientos de personas con carteles y banderas. Se escucha música y cánticos reproducidos por una radio abierta. Un policía mira el cuadro desde la vereda de enfrente, al otro lado de la avenida 7. Mira y escupe mímicas en un handy.

La mujer que ha llorado toma las manos de otras mujeres y se suma a la columna que comienza a avanzar por la avenida céntrica hasta la gobernación.

Los sueños

Sandra Ayala Gamboa tenía 21 años cuando se vino desde Perú en busca de un trabajo que le permitiera estudiar Medicina. Tres meses después, el 16 de febrero de 2007 fue violada y asesinada en un edificio dependiente del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires. El cadáver fue descubierto una semana después en una de las habitaciones del inmueble de la avenida 7 entre 45 y 46. Desde ese momento, su madre Nélida “Nelly” Gamboa Guillén, se instaló en nuestra ciudad y comenzó el reclamo de justicia.

Al principio, Nelly se ocupó de señalar el lugar del horror a los transeúntes siempre apurados de la calle céntrica: todas las tardes iba a la entrada del edificio y encendía velas a un retrato de Sandra. Con el correr de los meses y gracias a su constancia, distintos militantes y organizaciones sociales, sobre todo de mujeres, comenzaron a sumarse a su lucha para exigir justicia y denunciar la responsabilidad estatal en el encubrimiento de los culpables.

Nelly tiene una carpeta que lleva a todas partes. Allí reúne artículos sobre el caso publicados en medios locales y algunos de Perú y papeles de la causa. Mientras relata su historia de vida, pasa los folios hasta encontrar una foto de su hija vestida con guardapolvo blanco en la guardia de un hospital. “Era muy trabajadora y estudiosa y se ocupaba de todos: del hermano, de mí, de los más necesitados. Una especie de militante social. Se había recibido de enfermera y su sueño era ser médica. Se preocupaba mucho por los niños y los ancianos pobres sin acceso a la salud, decía que su objetivo era abrir una clínica para la atención gratuita”. En Lima había intentado varias veces ingresar a la Facultad pero pertenecía a una familia de bajos recursos y no podía pagar el arancel. Su novio, Augusto Menaye, cuya familia vivía en Argentina, le propuso viajar a La Plata para estudiar en la universidad “gratuita”. Recuerda Nelly que “le prometió que aquí tendría todo: trabajo, vivienda… Sandra me dijo que lo iba a lamentar siempre si no hacía el intento de viajar”.

La historia es parecida a la de muchos y muchas inmigrantes de países limítrofes de los sectores trabajadores.

Demasiado pronto

Al llegar a La Plata, Sandra se instaló en una pensión ubicada en la esquina de 44 y 6 y comenzó el difícil derrotero para conseguir trabajo. Conoció a Walter Silva de la Cruz, amigo de su novio, quien, según sus declaraciones, la conectó con un hombre que necesitaba alguien que se encargara de cuidar a sus hijos. Silva la acompañó a la supuesta entrevista de trabajo, la tarde del sábado 16 de febrero de 2007, en el ex Archivo de Rentas del Ministerio de Economía que estaba siendo remodelado para inaugurarlo como dependencia de la Agencia de Recaudación de Buenos Aires. Una cámara de seguridad del contiguo Banco Columbia registró la caminata de Sandra, Walter Silva y otro hombre hasta la puerta del edificio provincial. Silva, según declaró, no ingresó al inmueble, se retiró y dejó a Sandra con el supuesto empleador.

Esa misma tarde su novio fue a buscarla a la pensión y luego, en compañía de Silva, al edificio de la Avenida 7. Luego de golpear infructuosamente a la puerta, ambos se presentaron en la Comisaría Primera; les dijeron que era “demasiado pronto” para considerarla desaparecida. Recién el día después se tomó la denuncia, luego de demasiadas horas sin realizar ningún tipo de averiguación. Con la dilación se perdieron pruebas fundamentales para la investigación. “No entiendo el accionar de la justicia y de la policía. En el momento se denuncia que la última vez que se la vio a Sandra fue entrando a Rentas y que el asesino ingresó con una llave. Y nadie allanó el lugar ese mismo día para comprobar si ella estaba adentro, aún tratándose de un edificio público”, denuncia Nelly.

Según figura en la causa, hubo seis personas que ingresaron al edifico después de Sandra: albañiles, un cerrajero, un plomero y el arquitecto de la obra. Todos niegan haber visto el cadáver. Transcurridos siete días se difunde el descubrimiento del cuerpo de Sandra, violada y estrangulada en una de las habitaciones de la planta alta. El relato judicial del hallazgo parece una broma macabra del azar: un policía que sabía de la desaparición conversa con el dueño del quiosco vecino al edificio quien lo alerta por el olor nauseabundo que afloraba de la antigua construcción.

Mujer, joven, pobre y extranjera

La primera versión que salió a la luz en los medios platenses integró el caso de Sandra a una cadena de crímenes perpetrados por un presunto violador serial, quien ya había atacado a cinco mujeres con características similares: jóvenes, de rasgos andinos y en situaciones de soledad o vulnerabilidad social. Este enfoque negaba cualquier importancia al hecho de que el crimen había ocurrido en una dependencia del Estado y que el o los atacantes tenían la llave del edificio.

La Justicia no parece haber impulsado la investigación con la debida celeridad y eficiencia.

A casi tres años de los hechos, no existen sospechosos y se libró de toda responsabilidad a Walter Silva de la Cruz, que podría tratarse de un entregador ya que presentó a Sandra a los que la habrían atacado. Y esto sucede aunque existen pruebas contundentes como para proseguir una búsqueda: muestras de ADN provenientes de colillas de cigarrillos, cabellos y sangre, el video de seguridad del banco, identikits de sospechosos, y varios testigos. Nelly está convencida de que “la muerte de mi hija es responsabilidad del Estado y si no fuera por nuestra presencia permanente en Rentas y por nuestra presión, ya habrían demolido el lugar y cajoneado la causa”.

El fiscal Tomás Morán de la UFI N°2 está a cargo de la investigación desde el inicio y fue recusado por los familiares por una serie de irregularidades: “se negó a difundir el identikit del violador por los medios, a ofrecer recompensa como se hace en estos casos, y a secuestrar el video original del banco donde puede identificarse al atacante, para que pueda utilizarse como prueba. En contra de lo que se acostumbra, recién a un año del crimen se analizaron con luminol las muestras de sangre en el edificio, que había sido lavado diariamente con lavandina”, denuncia Nélida. Y según afirma uno de los abogados de la familia, Abraham Pumarica Barrionuevo, tampoco mandó a analizar a tiempo todas las muestras de cabellos y sangre al Hospital Durand, cuyas autoridades se habían ofrecido a estudiarlas gratis”.

Desidia e inoperancia parecen ser las características de un proceso que, a decir de los familiares, está orientado a garantizar el “encubrimiento” de los culpables. Y el juez de Garantías César Melazo continúa confiando en el fiscal Tomás Morán pese a que responde que “no es necesario para la causa” a cada requerimiento de quienes han denunciado numerosas irregularidades en la investigación.

Ningún funcionario del Estado se pronunció sobre el caso: ni el entonces gobernador Felipe Solá ni el actual, Daniel Scioli. Tampoco lo hicieron las autoridades del Ministerio de Economía o Santiago Montoya, a cargo en ese momento de Rentas, llegando incluso a negar audiencias a Nelly y a prohibir las protestas en la puerta del edificio estatal.

En respuesta a la impunidad, se conformó la “Asamblea Justicia por Sandra”, una coordinación de organizaciones sociales, de DDHH, de género, culturales y militantes independientes que acompañan el reclamo de los familiares. Uno de sus integrantes, Cristian Prieto, plantea que hay una intención política de que el caso de Sandra, como otros crímenes hacia las mujeres, no se resuelva: “Sólo en la fiscalía de La Plata están dormitando muestras de ADN correspondientes a 325 casos de violaciones ocurridos en nuestra ciudad desde 2007 a la espera de ser analizadas. Según Isabel Burgos, también miembro de la Asamblea, la justicia sigue apostando a la hipótesis del loco suelto, mientras que “encubre una estructura de impunidad más grande, con una complicidad policial que beneficia a los violadores y asesinos de mujeres”.

La apuesta fundamental de La Asamblea encuentra compañía en otras organizaciones como el Espacio de Mujeres del Frente Popular Darío Santillán que plantea que “sólo movilizándonos, haciendo actividades culturales, presionando a la justicia para que investigue podemos conseguir que se avance en el caso. Depende del pueblo demostrar en la calle que no nos olvidamos de la muerte de Sandra, así como la de tantas mujeres que sufren en su cuerpo la injusticia de este sistema”.

Una lucha por todas

Paulatinamente algunas organizaciones sociales y agrupaciones de mujeres comenzaron a denunciar que la violación y asesinato de Sandra constituye un caso más de violencia de género, cuya expresión más grave es el femicidio. Esta palabra alude al asesinato de mujeres por el sólo hecho de ser mujer, e implica una desigualdad social: el sometimiento por parte de los hombres sobre el cuerpo de las mujeres. Estos crímenes se caracterizan por tener un contenido sexual y por una crueldad sin límites. Muchas veces son ejercidos de manera organizada por redes de trata de mujeres para el uso sexual y suelen estar avalados por las fuerzas policiales y la justicia, contando con la complicidad de punteros políticos y autoridades. El término fue acuñado por intelectuales y luchadoras del movimiento feminista y busca desmitificar los asesinatos de mujeres como casos aislados o individuales. Según plantea la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, un femicidio “sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales conformadas por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres”.

En el caso de Sandra se dieron varias de las características asignadas a los femicidios: en lugar de seguir la pista del o de los atacantes, se comenzó a investigar y a juzgar a la víctima, y además, se individualizó el caso, descontextualizándolo del entorno social, considerándolo meramente un caso policial perpetrado por alguien fuera de sí.

En Latinoamérica hay un caso arquetípico de genocidio de mujeres, proceso denominado feminicidio, el de Ciudad Juárez, en el estado de Chihuaha frontera de México con Estados Unidos (La Pulseada 49), donde en los últimos 20 años se sucedieron miles de desapariciones y asesinatos de mujeres. No existen registros oficiales de la cantidad de víctimas, que en todos los casos, son mujeres jóvenes, de entre 10 y 35 años, trabajadoras de las fábricas maquiladoras de frontera. Los cuerpos hallados muestran rasgos de tortura, violación y mutilación. La organización “Nuestras hijas de regreso a casa”, compuesta por familiares de las víctimas, intenta documentar los casos y brinda algunas cifras: En 2008 se produjeron, sólo en esa ciudad, 1.600 muertes de mujeres y la cifra tiene tendencia a triplicarse en lo que va de 2009. Esta agrupación denuncia que los femicidios han sido encubiertos por las autoridades, quienes además se niegan a documentar los casos.

Si bien en Ciudad Juárez hay niveles de violencia demenciales, en toda América Latina los índices son muy altos, y en nuestro país dos mujeres son asesinadas cada año.

La violación y el asesinato de Sandra, como la mayoría de los femicidios, está rodeado de la impunidad que garantiza el Estado y que los medios de la comunicación avalan, silenciándolos o policializándo el caso y ocultando sus causas. Jueces y fiscales que no se ocupan, testigos que callan, pruebas que no se investigan porque, como afirma Nelly, están apostando el cansancio de los familiares y del resto de la gente. En un año prescribe la causa”.

Además de la madre de Sandra y de su hermano, Rony, cada vez más personas se manifiestan frente al edificio de Rentas todos los meses y el lugar se ha convertido, a pesar de las autoridades del Ministerio, en un espacio de la memoria y la denuncia.

A casi tres años del día en que su vida se desgarró para siempre, Nelly vuelve a encender velas en el umbral del edificio pintado de rojo. Dice haber aprendido mucho. “Aprendí a decir lo que siento y estoy fortalecida porque no estoy sola. También sé que esta lucha no es sólo por mi hija, Sandra puede ser cada mujer que pasa por la calle que vive los mismos riesgos e injusticias. Esta lucha es por todas las que sufren y pueden sufrir lo mismo, por las que vienen atrás”.

sábado, 20 de febrero de 2010

sin libertad para decidir

un nuevo caso de aborto no punible, esta vez en Comodoro Rivadavia: Una adolescente de 15 años embarazada denunció que fue violada por su padrastro, un agente de la policía provincial, con quien su madre y ella convivían desde hacía ya varios años. Reclamó un aborto. El hospital rechazó hacer la práctica, la jueza de familia decidió otro tanto.

“Si no me dejan abortar, me mato.” Dijo la adolescente ante los tribunales y en el hospital… La mamá de la niña apeló ayer el fallo, además, declara que ‘acudió a la justicia para preservar la prueba y demostrar la violación’.

Comparto la excelente columna de opinión que publicó página/12 el viernes sobre éste tema, de la psicóloga y escritora Liliana Mizrahi

Sin libertad para decidir - Por Liliana Mizrahi


Esto que está sucediendo no debería suceder. La realidad social, además de estar alterada, es de una gran crueldad y hay algo que es incomprensible para el sentido común. Una niña de 15 años es desvirgada, dolorosamente violada y embarazada por su
padrastro-policía. Todo esto sucede en su cuerpo y en contra de su voluntad.

El violador-padrastro-policía está libre, para él no pasó mucho, un arranque caliente de machismo y ya está. Para la niña sí pasó mucho.
La niña es obligada/sometida, en la violación y en el embarazo que ella no buscó también es obligada, a tener un hijo que no quiere tener. Le niegan el aborto no punible. ¿Qué hacer? ¡Me mato! (yo y el embrión), dice la niña.

Pregunto: ¿No están las cosas al revés? Yo creo que habría que atender urgente a esa niña, ayudarla con el trauma de la violación, y sacarla de esta situación-problema-embarazo lo antes posible, restituirla a su adolescencia, tratarla psicológicamente, que vuelva a su vida anterior. Ya ha sido objeto de abuso, violación, y no quiere que un
organismo crezca dentro de ella y le arruine la vida para siempre. No quiere pasar por un embarazo y no debe hacerlo, no es bueno para ella, desde ningún punto de vista.

El violador-padrastro-policía está libre. ¿Por qué? ¿Para la ley no es responsable de un delito mayor? En esta sociedad patriarcal, pro-vida, a este violador, ¿cómo se lo considera? Un macho que se sacó el gusto, eyaculó y se fue. Su vida no debe haber cambiado demasiado. En su cuerpo no pasó nada que no fuera lo que él sí quería. El eligió con libertad. Ella no. Sin embargo, ella no es libre, no la dejan liberarse del problema en que el violador la metió. ¿Esta nena de 15 años no tiene derechos? Una niña, cuya vida cambió para siempre, es víctima de un hecho altamente traumático como es la violación, dentro de su propia familia, y un organismo anónimo, indeseado, que crece dentro de ella y que nadie quiere.

Cuando una niña/joven mujer pide decidir su maternidad, está pidiendo ser libre. Tener libertad de conciencia para decidir. La misma libertad que se usa para decidir un voto político, un vestido de 15, una carrera, un novio, estudiar o no, la elección sexual, el trabajo, las maternidades. No es tan difícil.
Ninguna mujer quiere abortar. Si hay alguna que le guste abortar, que me escriba, me va a interesar conocerla. Tampoco se trata de matar. Se trata de ser libre y tener derecho a decidir sobre el propio cuerpo. El violador pudo decidir sobre su propio cuerpo y actuó en el cuerpo de la niña, sin tenerla en cuenta, para nada más que su propio deseo.
Hizo lo que quiso. La niña no puede decidir sobre su cuerpo, sólo puede obedecer y someterse.

¿Por qué algunos seres son libres y otros no? Si abolimos la esclavitud, lo hacemos entre todos y lo hacemos en serio. No se puede juguetear con la libertad de los seres humanos. ¿Por qué alguien, que ni siquiera es mayor de edad, tiene que obedecer un abuso tan extremo y ultrajante de parte de los adultos? ¿Por qué, después de que la han
ultrajado a gusto, no es libre de decidir en algo tan propio y cercano, lo más inmediato e inevitable como es su propio cuerpo? ¿Quién lo dice? ¿
La Iglesia Católica, los ortodoxos judíos, los musulmanes? Y nosotros, los adultos maduros, ¿qué hacemos? Y después de los nueve meses, ¿qué puede hacer la niña? ¿Matará al bebé como
Romina Tejerina, que está en una cárcel en Jujuy?

En una sociedad que pretende adorar a la familia tradicional, ¿esto cómo se llama? Me parece de una crueldad patriarcal y machista, propia del Medioevo. La injuria es perversa, de una malignidad digna de observar, más allá del dolor que produce en muchos, que no sabemos qué hacer ante estos hechos que se repiten y se repiten.

Lo que está viviendo esta pobre niña debe ser terrible, sórdido. Se le corta la infancia, se arruina la entrada a la adolescencia. Mientras, el violador está impune. ¿Estamos naturalizando la impunidad? Muchos argentinos son proclives a la impunidad. Incluyo a médicos, jueces y sacerdotes, que detentan el poder sobre el cuerpo de esta pobre niña,
en este caso. No quiero hablar de aborto. Quiero hablar de libertad para decidir.

Si esto se sigue repitiendo, ¿algunas mujeres tendremos que capacitarnos profesionalmente para resolver estas cuestiones entre nosotras, separadas del poder patriarcal depredador que se mediatiza en varones y mujeres?

el Machismo Mata

columna radial (L.D.) para Marca de Radio del sábado 12 de febrero 2010

El baterista de Callejeros, se informa, quemó viva a su compañera, que hoy sigue internada con riesgo de vida.
El tipo que en 1996 mató a su mujer de 113 puñaladas, Carolina Aló, ya está en condiciones de salir en libertad, se informa.
Ahora viene el duelo en los tribunales, los dimes y diretes.

El baterista de Callejeros dice que no fue así. Que ella lo quiso ayudar.
Los que entienden de leyes dicen que el tipo de las 113 puñaladas cumplió 2/3 partes de su pena.

Tal vez el tema para pensar, no es exactamente qué sucedió en los departamentos en los que una mujer resultó quemada, y otra fue asesinada con 113 puñaladas.
O pensarlos, pero no sólo frente al hecho mediático que indica que lo que haga el baterista de Callejeros tiene mayor trascendencia que lo que hacen puertas adentro de sus viviendas, una enorme cantidad de hombres que construyen su poder, su fuerza, su manera de estar en el mundo, apoyados en la violencia contra las mujeres. Un mundo en el que el ejercicio del terror, se vuelve práctica cotidiana en la intimidad, allá donde supuestamente no se puede intervenir, porque todo queda en la esfera “de lo privado”.

Se dice que contra el baterista de Callejeros ya había denuncias anteriores que hablan de su maltrato. Incluso durante el juicio su ex mujer hizo esta declaración.

Una puede especular cuánto afecta a una personalidad violenta, la desestructuración producida por el desastre de Cromagnon –donde el baterista perdió a su madre-. Pero no es éste el tema necesariamente. O puede ser otro tema más, en el que se mezclan los debates que hacen a las formas que tenemos y elegimos para estar en el mundo, y los fallos y fallas de la justicia. Quiero decir: que el agite que la banda Callejeros integra en su modo de presentarse, en el que todo parecía permitido, y en el que el fuego tenía un lugar en el altar, no está al margen de un imaginario en el que la violencia y la sinrazón pueden ser los códigos de comunicación propuestos como culturas juveniles. Temas que quedaron cerrados con el fallo judicial que sobreseyó a todos los integrantes de la banda.

Pero insisto, más allá incluso de la personalidad pública que lleva a que el tema se vuelva otra vez primera plana, o más allá de lo que pueden conmover 113 puñaladas, lo que necesitamos discutir, tal vez, sea la manera de prevenir socialmente, culturalmente, colectivamente, todas las modalidades de violencia contra las mujeres, de las que estos casos son muestras extremas.

Porque es sabido, y en ambos casos estuvo claro, que no se empieza incendiando o apuñalando a las mujeres. Se comienza gritando, maltratando psicológicamente, amenazando, y presionando físicamente. Se comienza con un golpe. Se comienza con un desprecio. Se comienza con una burla.
Y desde el lugar de las mujeres, se comienza aguantando. Se comienza comprendiendo. Se comienza consintiendo y dando otra oportunidad.

14 mujeres fueron asesinadas en enero de este año. 230 tuvieron ese destino en el 2009. Los femicidios, son los casos más brutales de violencia contra las mujeres.

Pero sería más difícil llegar a estos extremos, si funcionaran adecuadamente las redes de prevención y de contención, de apoyo a las víctimas, de educación de la comunidad.
Sería más difícil llegar a estos extremos, si no fuera sólo una lucha de las mujeres, la denuncia de la violencia y de los femicidios, sino se hiciera parte de una auténtica movilización social, en la que los propios varones puedan cuestionarse y criticar las modalidades impuestas al patriarcado sobre las conductas supuestamente valorables de los machos.

Cuando las feministas decimos: el machismo mata, no estamos haciendo simplemente la repetición de un slogan. Estamos advirtiendo contra una de las maneras más dolorosas, más cotidianas, y más invisibilizadas de control de nuestros cuerpos, de nuestras vidas, y de nuestras relaciones sociales.


Todos los fuegos, el fuego

El caso de Wanda Taddei, la mujer que agoniza luego de sufrir un episodio violento con su marido –al que tanto los medios como el único protagonista que puede hablar nombraron como “pelea”–, Eduardo Vázquez, reaviva el debate sobre el femicidio sumando interrogantes a un problema que arroja miles de víctimas por año.

Por Flor Monfort

I

En la madrugada del miércoles 10 de febrero, Eduardo Vázquez y Wanda Taddei llegaron a la guardia del Hospital Santojanni. Los dos estaban quemados, pero mientras Vázquez recibió algunas curaciones y volvió a su casa manejando su propio auto, Taddei quedó internada con heridas de fuego en el 60 por ciento del cuerpo. Por la gravedad de las lesiones, fue inducida a un coma farmacológico y rápidamente trasladada al Instituto del Quemado, donde continúa en estado crítico. Dos días después, Vázquez declaró ante el fiscal de la causa haber sufrido un accidente junto a su esposa, que involucró, según sus dichos, una pelea verbal, una botella de alcohol tironeada y un cigarrillo encendido. Por ahora, sigue detenido a la espera de otros testimonios, pericias y la palabra de Wanda, principal protagonista de la escena.
La avalancha de conjeturas y derivaciones son conocidas por cualquiera que haya seguido el caso en estos siete días. Si Eduardo Vázquez no fuera el baterista de Callejeros, probablemente nada hubiera sido de público conocimiento. Sin embargo, la responsabilidad de la banda en la masacre de Cromanón abre una brecha pasible de ser analizada y discutida, en más de un aspecto y de manera interdisciplinaria.
Volviendo al caso propiamente dicho, las posibilidades de resolución, por el momento, parecen ser tres:
1) De recuperarse, el testimonio de Taddei coincide con el de Vázquez. Una pelea de pareja que culmina con el forcejeo de una botella de alcohol, la llamativa decisión de él de prender un cigarrillo (algo muy habitual después de empaparse con un líquido inflamable) y la asistencia de ella que, al querer ayudar a su marido, se prende fuego y, por alguna razón, recibe lesiones en una superficie 50 veces mayor que las de él. De esta manera, se caería la imputación por “tentativa de homicidio” contra Vázquez y se cerraría la causa.
2) El testimonio de Taddei inculpa a Vázquez, por lo que debería ser juzgado y condenado. Como en el caso anterior, Wanda debería recibir asistencia psíquica y física para recuperarse de las secuelas de la agresión.
3) Las pericias dan resultados negativos o confusos, no se cuenta con la declaración de Taddei (ella podría no recordar la secuencia de hechos tal como ocurrieron e incluso no querer declarar en contra de Vázquez) y se aplica
la Ley de Protección Integral a las Mujeres de Cualquier Tipo de Violencia, sancionada el 11 de marzo de 2009, según la cual los tres poderes del Estado están obligados a adoptar medidas para garantizar la igualdad de ambos géneros y el amparo de la víctima.
4) En el peor de los escenarios, Taddei puede morir y la causa quedaría sin resolver, siendo la versión de Vázquez la única y, por lo tanto, definitiva sobre el hecho.
En cualquier caso, es pertinente hablar de la situación de vulnerabilidad de Wanda Taddei y con ella, de las mujeres como género tradicionalmente apartado, debilitado y castigado por una sociedad patriarcal que, a la vez que se reconoce como democrática y plural, reporta más víctimas de violencia cada año y un tenor de indiferencia feroz en políticas públicas que acompañen a esas víctimas, al tiempo que difundan la importancia de un cambio de paradigma en la respuesta de las instituciones a los colectivos subordinados.
En
la Argentina, entre septiembre de 2008 y enero de este año, se reportaron 10 mil denuncias de violencia doméstica, según datos de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema. Para Fabiana Túñez, cofundadora, directora ejecutiva de “La Casa del encuentro” y comunicadora de esta estadística: “Lo que pone en evidencia este hecho es la capacidad que tiene la sociedad para buscar permanentemente la justificación del victimario despreocupándose del lugar en el que está la víctima. En este caso concreto, el abogado de Vázquez dijo que ambos tenían graves problemas de adicción, desviando el eje del caso y ‘justificando’ un comportamiento loco o irresponsable de las dos partes, cuando él mismo está diciendo que ella intentó salvarlo”. Vázquez se coloca como par con Taddei frente al peligro de la negligencia con el fuego, pero la que resulta víctima es, oh casualidad, la protagonista femenina de la historia, y la cadena de declaraciones y conclusiones obvias que se realizan a posteriori no hacen más que reafirmar ese carácter esencial.
Por otra parte, el recorrido del relato periodístico sobre este caso comenzó con el punteado de siempre: un hecho confuso, una víctima, un antecedente penal de trascendencia pública y la pobreza de hipótesis. Los medios parecen haber aprendido muy poco del caso Pomar. Como dice la frase anterior,”los medios”, que es lo mismo que decir “nadie”, la responsabilidad sobre el mensaje es nula porque el mensajero es invisible, por lo que, en nombre de la noticia, se rumbea para el lado más convincente.
Si alguien ingresa en cualquier buscador de Internet “Eduardo Vázquez-Wanda Taddei”, la historia pasó de titularse “el baterista de Callejeros prendió fuego a su mujer” (Perfil, 10/02) a “la declaración del baterista de Callejeros es convincente” (diario Crítica, 14/02), con momentos memorables como “la médica declaró no haber escuchado que él la quemó” (Clarín, 12/02) o, como un diario publicó, “El magistrado recordó que el fiscal ya ha manifestado que la declaración de su defendido es convincente” (Clarín, 15/02). Por supuesto que en el último caso se trata de un error, ya que sería imposible que el magistrado tenga un “defendido”, se referían al abogado defensor de Vázquez. Pero vale la pena remarcar el fallido.
En ningún caso, se revisa el recorrido que el mismo medio hizo sobre el tema, ni se insiste en la importancia vital de la voz de Wanda, el carácter trascendente que reportaría su testimonio, las secuelas irreversibles que llevará en su cuerpo, de por vida. Sin duda, el tratamiento de esta noticia habilita una vez más la repetición exacerbada de la violencia hacia las mujeres, delito que se lleva más víctimas que el monstruo sin cabeza llamado inseguridad. A lo que hay que sumar la falacia cometida hasta el hartazgo: crímenes “pasionales”, cometidos por exceso de amor, que habiendo ocurrido en la intimidad del hogar no deberían tomar trascendencia pública, dejando lugar al silencio que supone que “cada relación es un mundo” y “andá a saber lo que pasaba en esas cuatro paredes”.
Para el psicólogo Jorge Garaventa, “los multimedios han hecho eje en la posibilidad del accidente y, en consecuencia, en la injusticia y el sufrimiento que significa estar preso. Poco y nada se dice de Wanda y su pelea con la muerte, que si la gana, le asegura años de dolor extremo y horror psíquico. Si asumimos que los multimedios suelen trasmitir el pensamiento medio, sin filtros, ¿será muy atinado afirmar que para el colectivo social, él está cursando su destino de hombre y ella el de mujer?”.
La de República Cromanón no fue una masacre privada. Fueron 194 muertes el saldo de la ausencia de un Estado que debería proteger, en este caso, a otro colectivo discriminado: jóvenes de clase media baja, seguidores del rock barrial, adolescentes mucho más cerca del clima cultural que habilita un buen futuro que del paco y, sin embargo, marginados en sus posibilidades de acceder a ese futuro.
La historia de este país está marcada por la tragedia de Cromanón pero poco parece haber motorizado un aprendizaje que ponga en práctica la máxima sobre los desaparecidos del último gobierno militar: Nunca más. Cabe preguntarse ¿la sentencia absolutoria que dejó libre de culpa y cargo a Callejeros no tiene nada que ver con la cadena de hechos que culminan con una mujer agonizante? ¿No es pertinente abrir un interrogante sobre el apoyo psicológico a las víctimas de aquel incendio, Vázquez incluido? ¿Es imposible pensar en la habilitación del episodio Vázquez-Taddei por la ausencia de responsables claros en Cromanón, y concretamente por la habilidad de la banda para “zafar” de su propia responsabilidad?
Demasiado afectados por la pérdida (la misma que avala la justicia por mano propia en el caso de que un chorrito de 16 años te afane el kiosco), los familiares de las otras víctimas de Cromanón son silenciados, acusados de “pasionales”. El mismo adjetivo que reciben tantos femicidas cuando matan a sus mujeres porque creen que ellas les pertenecen. Según Fridman, “esto no es íntimo ni no íntimo, es una muestra de que ni la justicia ni el Estado están entrenados para contener este fenómeno social gravísimo. La violencia contra las mujeres ha sido avalada y su erradicación involucra muchos aspectos que no se solucionan con una ley. Cuando hay una respuesta institucional hay amparo, y eso a la larga produce un cambio”. Respuesta institucional que estuvo ausente antes, durante, después y ahora, mucho después de aquella noche de 2004, lo que permite otras, nuevas, y por qué no, futuras “tragedias”.

II

Quemar, mutilar, desfigurar, marcar un cuerpo dejando una huella definitiva.
Hay una tradición en la violencia de género de sellar la agresión en los cuerpos de las víctimas y, en esto, Wanda Taddei no sería la primera ni la última mujer agredida con marcas indelebles. Casos emblemáticos como el de Carolina Aló, que recibió 113 puñaladas por parte de su novio Fabián Tablado (que esta semana puede recuperar su libertad) o el de Lorena Paranyez, que fue quemada con ácido muriático por encargo de su ex pareja cuando ella decidió cortar la relación, revelan una tradición en la violencia de hombres hacia mujeres. “La violencia machista rompe huesos, apuñala, trompea, quema... Y los cuerpos de las mujeres, las que sobreviven, son transporte vivo de esa marca que si va acompañada de impunidad, naturaliza, habilita y atemoriza. No se conoce un solo caso donde tras una muerte anunciada (una por día en Argentina), los agentes del Estado, responsables de prevenir, hayan sido sancionados por incumplir sus funciones”, afirma Garaventa.
Si bien los especialistas afirman que la simbología hay que pensarla de caso a caso, hay una tendencia en muchos agresores de dejar la huella de la dominación, construyendo una cara más de este complejo panorama. La periodista y activa feminista mexicana Mariana Berlanga, en su tesis “El feminicidio: un problema social de América latina”, aborda el tema desde una perspectiva a la que llama “de frontera” y abre la pregunta: “¿Cuál es la línea que separa al feminicidio de los demás asesinatos? (...) Considero esencial utilizar la noción de frontera para reflexionar acerca de este (nuevo) problema social. No todas las mujeres somos igual de susceptibles a ser asesinadas. Las mujeres más vulnerables, en este sentido, son aquellas que están en una condición liminal (de frontera): en el límite de la supervivencia, en el límite de una identidad, y en el límite de una frontera física en dos niveles: la del propio cuerpo, ya que su sexualidad es el detonante de la agresión, y la del propio país, territorio que termina y que comienza, pero cuya línea divisoria se desdibuja en un lugar de nadie, en una zona proclive a la delincuencia exacerbada, en donde se hace de la legalidad una burla y de la violencia, una forma de vida. Pero sobre todo, ver si efectivamente, el blanco del feminicidio son las mujeres que transgreden los roles, que se independizan, que no cumplen con ‘el deber ser’ que les ha sido asignado por una sociedad patriarcal”. En el caso de México, los cadáveres de mujeres de Ciudad Juárez aportan el carácter de objeto que el género femenino puede tener para el masculino. Allá, mueren tanto hombres como mujeres, pero son ellas las que aparecen mutiladas, violadas y torturadas, aún cuando no participaron de ningún enfrentamiento relacionado con el narcotráfico ni cualquier otro conflicto en el que se enmarcan las muertes de ellos. Por eso, cuando de cifras se trata, es fundamental separar el género, la clase, el contexto, para comprender el fenómeno. Allí es donde intenta redoblar su importancia la noción de femicidio, no sólo porque etimológicamente el homicidio es solamente un crimen perpetrado contra un hombre, sino porque la naturaleza del asesinato de las mujeres conlleva una lectura histórica que es necesario dimensionar para frenar su desarrollo.
El cuerpo de Taddei ya está marcado. Queda por ver qué se hace con esas marcas, cómo se las conecta con las otras, que empezaron en Cromanón o mucho antes, con la instalación de un sistema dominado por varones, atravesado por la impunidad y maniobrado con impericia en los espacios sociales de mayor fragilidad.

martes, 16 de febrero de 2010

videíto de DOCA invitando a las jornadas por la LIBERTAD de EXPRESIÓN

DOCA: por la libertad de expresión

Comunicado de prensa

Un documental preocupa al presidente de Colombia Álvaro Uribe

(09/01/2010) Desde hace tres años la Asociación de Documentalistas Argentinos – DOCA, desarrolla una muestra nacional del cine documental independiente en nuestro país. En la segunda y tercera edición se abrieron las pantallas a la producción internacional haciendo hincapié en las realizaciones latinoamericanas más recientes. El género documental aborda temáticas y puntos de vista que se distancian de lo que habitualmente podemos ver en los medios masivos. Por ello la muestra y el documental mantienen su vigencia y su público.

En la Sección Internacional de la III Muestra DOCA realizada en Buenos Aires en noviembre de 2009 (cuya programación es pública aunque no fue difundida por los grandes medios –exceptuando la televisión estatal), se proyectaron varias producciones que muestran diferentes aspectos y diversas miradas sobre las luchas de los pueblos latinoamericanos, entre ellas, y con una gran afluencia de público, proyectamos el documental “FARC: la insurgencia del siglo XXI.”

Transcurridos casi dos meses de esta exhibición pública del documental (que había sido exhibido ya en varios países latinoamericanos y europeos así como en el Festival de la Habana), el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, critica la exhibición del film señalando que “es un video que le ayudaron a hacer unos extranjeros para meterle (sic) otra mentira al mundo". Asimismo el Ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva, dijo al respecto que "quien difunda publicidad o quien difunda los actos terroristas o las proclamas de estos bandidos, pues es cómplice de ellos”.

Esta postura de condenar la exhibición de un documental en otro país, sólo se entiende viniendo de un gobierno que ostenta records de denuncias por violación a los derechos humanos. Por otro lado, además de ser una inadmisible intromisión extranjera sobre la libertad de expresión en Argentina, el ministro de defensa apela a un argumento falaz, pues cabría aplicar su reflexión a cualquier film o noticiero que emitiera los habituales y controvertidos hechos de la política internacional. En esta línea de pensamiento podría acusarse a cualquier organización de un festival de nazi por pasar un film de Leni Riefenstahl, de castrista por difundir el cine de Santiago Álvarez, o de antiimperialista por exhibir un documental de Michael Moore.

Se ha criticado también que FARC: la insurgencia del siglo XXI, está realizado por un colectivo en cuyos créditos aparecen seudónimos. Desconociendo que la historia del cine está atravesada por numerosos films cuyos autores se proclamaron anónimos, que muchos documentalistas persiguen la construcción de un corpus crítico más que una vidriera donde mostrar su nombre. Y que los diferentes contextos históricos determinaron esa postura en pos de la seguridad de los cineastas y artistas.

Sin embargo, no nos llama la atención esta reacción de los aliados imperiales en América Latina.

Dentro de DOCA las posturas sobre la FARC son diversas, pero respecto al gobierno de Uribe entendemos que es: represor, autoritario, que pretende la reelección eterna para garantizar la instalación de bases militares norteamericanas e incrementar así el poder de fuego imperialista contra los pueblos latinoamericanos.

Así como DOCA fue el vehículo que hizo público en nuestro país la persecución que sufre la documentalista chilena Elena Varela por defender los intereses del pueblo mapuche, y no dudamos en reclamarle a Michel Bachelet por su responsabilidad, continuaremos con la actividad normal de nuestra asociación sin dejarnos intimidar por ningún tipo de falsas acusaciones o amenazas.

Libertad para el arte, defensa irrestricta de las libertades democráticas y de expresión. Ésta es nuestra lucha.

DOCA – Documentalistas Argentinos
09/01/10

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Viernes 19 de febrero a las 20hs en la fábrica recuperada IMPA, Querandíes 4290, barrio de Almagro, ciudad de Buenos Aires [Argentina].

Convocatoria DOCA [Documentalistas argentinos]
A la comunidad documentalista del país y del mundo

http://www.docacine.com.ar/

A LA COMUNIDAD DOCUMENTALISTA DEL PAÍS Y DEL MUNDO

Desde DOCA (documentalistas argentinos) queremos hacer un llamado de atención a la comunidad documentalista del país y del mundo sobre los hechos acaecidos días atrás, cuando el Presidente de Colombia Sr. Álvaro Uribe atacó fuertemente en los medios de comunicación la exhibición por parte de nuestra asociación del documental FARC-EP: “La insurgencia del siglo XXI”.

Estamos convencidos que este ataque a la libertad de expresión por parte de las autoridades del Gobierno Colombiano no son mas que excusas para callar la voz de los que luchamos por un lugar mejor dentro de nuestras sociedades. Los documentalistas y los artistas en general hemos aprendido con dolor que este tipo de manifestaciones sino son repelidas con fuerza y coraje dan lugar a presiones mayores que han dejado en otros tiempos cientos de artistas perseguidos e incluso asesinados. Desde DOCA defendemos la libertad y la pluralidad de miradas sobre distintos temas sin tener que rendir cuentas a nadie salvo a nuestras propias conciencias. Eso lo saben bien muchos de nuestros colegas documentalistas que han elegido en nuestra Muestra Anual de cine un espacio para difundir sus obras, desde ella seguiremos dándole espacio a todo tipo de producciones no importa los temas, ni los nombres, ni los poderes a los que se enfrenten. Como es el caso de la compañera chilena Elena Varela perseguida y torturada por el Estado chileno por reflejar desde su documental “Newen Mapuche” la realidad del pueblo Mapuche.

Seria un error creer que este tipo de ataques son un hecho aislado, no se ataca a DOCA sino a todos aquellos que pretendemos desde el arte reflejar nuestros problemas, nuestra historia en definitiva nuestras vidas. Que el espectador para quien en definitiva trabajamos saque sus conclusiones y decida coincide o no con una obra documental pero jamás que un Gobierno o un grupo de personas decida por nosotros.

“El arte abarca en sus divinas inspiraciones todos los elementos morales y afectivos de la humanidad: Lo bueno, lo justo, lo verdadero, lo bello, lo sublime, lo finito y lo infinito; el amor, los presentimientos, todo lo abarca con su espíritu profético, todo lo mira a través del brillante prisma de su imaginación, lo anima con el soplo del fuego de su palabra generatriz, lo embellece con los lucidos colores de su paleta y lo traduce en inefable o sublime armonía” Esteban Echeverria.

Libertad para el arte, defensa irrestricta de las libertades democráticas y de expresión.

Ésta es nuestra lucha y convocamos a todas las organizaciones populares a adherir, convocar y concurrir a esta jornada.

Viernes 19 de febrero a las 20hs en el IMPA, Querandíes 4290, barrio de Almagro, ciudad de Buenos Aires.

Asociación de documentalistas argentinos - DOCA

Adhesiones a info@docacine.com.ar

esta noche en Juana Pimienta (AM 870-Radio Nacional, de 22 a 23 hs.) tomaremos el tema de las mineras y la represión en Andalgalá

enhebrando la solidaridad de pueblo a pueblo


HAITÍ: Enfrentando al terremoto y a la herencia colonial[1].

Enhebrando la solidaridad de pueblo a pueblo

Diálogo de Claudia Korol y Liliana Daunes con Camille Chalmers[2]


El 27 de enero del 2010, fue difundida una declaración de un conjunto de organizaciones sociales haitianas, dirigida a los movimientos populares aliados, en los que se fija posición frente a la catástrofe que sacude a este país, y a las perspectivas de reconstrucción del mismo. En esta carta, se señala la necesidad, a pesar del dolor, de “reflexionar sobre lo que acaba de pasar y sacar de esta experiencia trágica las lecciones y las orientaciones que nos permitirán seguir nuestro incansable trabajo de construcción de otro país capaz de vencer el ciclo del hundimiento y la dependencia, y de colocarse a la altura de los sueños de emancipación universal de sus fundadores, y de todo el pueblo haitiano”. Se dice también que “nos conmueve profundamente la extraordinaria solidaridad manifestada por la población de la región metropolitana que durante los tres primeros días después del terremoto supo responder por la autoorganización, construyendo 450 campos de refugiados que contribuyeron a salvar miles de personas prisioneras de los escombros, e hizo posible la supervivencia de 1.5 millones de personas gracias al hecho que compartieron en forma comunitaria todos los recursos disponibles (alimento, agua, ropa). ¡Honor y respeto a la población de Puerto Príncipe! Estos mecanismos espontáneos de solidaridad deben desempeñar un papel esencial en el proceso de reconstrucción y de re-conceptualización del espacio nacional”. Para dialogar sobre la situación que hoy vive el pueblo haitiano, dialogamos con uno de los coordinadores de esta articulación de movimientos, Camille Chalmers


¿Cuál es la situación actual en Haití después del terremoto del 12 de enero, y transcurridos ya unos días desde el mismo?

Primero quiero decirles que es un shock terrible, un desastre. El sismo no sólo se llevó muchas vidas. Destruyó también muchas cosas en la sociedad haitiana. Provocó una ola impresionante de migración. Se habla de 480 mil desplazados para otros países, y todavía no alcanzamos a saber la cifra total de muertos y heridos. Por supuesto significa un trauma psicológico enorme, una descomposición social, una ruptura del tejido social realmente gravísima. Para entender este terremoto y las consecuencias que va a tener en la sociedad haitiana, hay que analizarlo en relación a la crisis que vive el país hace mucho tiempo, como producto de la situación colonial y neocolonial, y también como consecuencia de las políticas neoliberales aplicadas en los últimos 20 años, que han destruido gran parte del Estado, y han causado la hiperconcentración alrededor de la zona metropolitana de Puerto Príncipe.

La centralización alrededor de la “República de Puerto Príncipe” decidida por la ocupación norteamericana de 1915 es uno de los factores determinantes, y en particular, la liberalización total del mercado de vivienda, totalmente controlado por especuladores, explica que la mayoría de la población está viviendo en condiciones muy precarias, en zonas marginales, inestables, y con edificaciones que no pueden sostener un golpe como el que recibimos.

Me parece que es muy importante ver que es una catástrofe natural, pero que se inserta dentro de las políticas y de las consecuencias de las relaciones desiguales con las potencias, y en particular con Estados Unidos.


¿Qué está sucediendo en este contexto con la ayuda humanitaria?

Por un lado vemos que a nivel mundial hay una ola espontánea, muy bonita, de solidaridad con el pueblo de Haití, una solidaridad ciudadana que se expresó de múltiples formas. Pero también vimos a las instituciones dominantes, las ONGs internacionales y las grandes potencias, instrumentalizar la crisis haitiana para fines bélicos, que no tienen nada que ver con el sufrimiento y el dolor vividos por el pueblo de Haití. Particularmente debemos subrayar que Estados Unidos se aprovechó de la crisis haitiana para militar más el Caribe, para implementar un esquema militar: muchos buques de ataque, muchos aviones de ataque, que están desplegados sobre el territorio de Haití, alrededor del territorio de Haití, y por supuesto eso no tiene nada que ver con la ayuda humanitaria.

El pretexto utilizado fue que los militares de Estados Unidos están realizando ayuda humanitaria, pero de hecho sabemos que esta militarización entra dentro del proyecto más amplio del imperialismo para remilitarizar el Caribe, sobre todo a través de dispositivos bélicos, como los que existen ahora en Curaçao, como las nuevas bases de Colombia, para tener un dispositivo militar que pueda responder al descontento y a la sublevación de los pueblos en contra del capitalismo neoliberal, en contra del imperialismo. Está muy claro eso, y se puede explicar dentro de un contexto geopolítico.

También hay un dispositivo militar para prevenir olas de refugiados hacia Estados Unidos, lo que siempre ha sido una prioridad de su política externa. EE.UU. siempre ha gastado más plata en retener a los refugiados, en impedir la ola de refugiados, en vez de invertir en lo que llaman el “desarrollo” de Haití. También, teniendo en cuenta el nivel de pobreza del pueblo de Haití, Estados Unidos está pensando que este último golpe puede desembocar en una sublevación social, un estallido social, y por supuesto los 20 mil marines están ahí para prevenir este tipo de cosas, y poder reprimir al pueblo de Haití, para asegurar los intereses estratégicos de Estados Unidos. Denunciamos esto como un escándalo, ya que no solamente la intervención militar no ayudó al pueblo de Haití, sino incluso obstaculizó la llegada de ayuda humanitaria de muchos países, como de CARICOM, de Europa, o de Venezuela. Porque Estados Unidos se apoderó del aeropuerto de Haití, y selecciona qué tipo de aviones pueden aterrizar, dando prioridad absoluta a los aviones norteamericanos y a los periodistas norteamericanos.

Incluso hubo un escándalo cuando retrasaron el aterrizaje de un avión hospital de Francia, para dejar aterrizar al avión de Hillary Clinton.

Es realmente muy importante que se entienda que a pesar de la enorme ola de solidaridad, incluso en Estados Unidos mismo, para con el pueblo de Haití, esa ayuda fue canalizada a través de organismos y estructuras que realmente desvirtuaron esa solidaridad, poniendo esos recursos al servicio de los planes imperiales.

Un periódico de Estados Unidos señala que por cada dólar gastado supuestamente para las víctimas del terremoto de Haití, más de 33 centavos está consumido por el Ejército de Estados Unidos.

Las organizaciones sociales haitianas no aceptamos esta situación, la estamos denunciando, y no queremos que nuestro país sea convertido en una base militar para Estados Unidos.


Señalan ustedes en su carta: “Desearíamos ver nacer brigadas internacionalistas de solidaridad que trabajarían junto con nuestras organizaciones en la lucha por la realización de una reforma agraria y de una reforma territorial urbana integrada, en la lucha contra el analfabetismo y para la repoblación forestal, en la edificación de nuevos sistemas educativos y de salud universales, descentralizados y modernos”. ¿Qué posibilidades ven para que este tipo de solidaridad pueda concretarse hoy, desde las organizaciones sociales?

Realmente es un momento muy interesante para poder partir de ese interés sobre Haití, y que no sea un fenómeno mediático coyuntural. A partir de ese interés, necesitamos construir un sistema de solidaridad duradera, de largo plazo, que cambie básicamente la relación de Haití con el resto del mundo. Porque sabemos que Haití fue aislada, fue puesta en cuarentena desde la revolución de 1804, y todavía estamos sufriendo ese aislamiento.

Es muy importante que se conozca mejor lo que está sucediendo en Haití, y que podamos construir una solidaridad más profunda, más masiva y más duradera. Creo que es el momento para hacerlo, y por ejemplo denunciar la presencia de la MINUSTAH[3], denunciar la presencia de las tropas norteamericanas, y construir la solidaridad de pueblo a pueblo, que es la única forma para ayudar al pueblo de Haití para que pueda decidir estrategias eficaces para salir de la crisis.


Quisiera pedirte que en este contexto, recuerdes para los latinoamericanos y latinoamericanas, qué significó la independencia de Haití en nuestra historia como continente.

Es muy importante recordarlo, porque la historia de Haití y sus aportes son silenciados por los medios occidentales. Por ejemplo en esta crisis, en vez de mostrarse la enorme ola de solidaridad dentro del pueblo de Puerto Príncipe, que permitió salvar muchas vidas, se trata de mostrar otra cosa.

Es muy importante decir que Haití jugó un papel clave en el proceso de liberación y de independencia del continente, porque la primera revolución antiesclavista y anticolonial nació en Haití en 1804, y abrió todo un proceso en América Latina. Hubo finalmente una colaboración directa entre el estado nuevo de Haití y los proyectos libertadores de América Latina a través de Francisco Miranda, Simón Bolívar. Incluso combatientes haitianos fueron a participar en las luchas contra la ocupación española. Haití fue un país que lanzó un grito de libertad, y que dijo al mundo que la esclavitud debería desaparecer, haciendo un movimiento muy importante de mundialización y globalización de los derechos humanos, incluyendo a todos los pueblos de la humanidad.

Durante todo el siglo XIX Haití siguió con ese papel, y recibió muchas invitaciones para participar en las luchas de independencia, incluso de Grecia.

Por supuesto, la respuesta de los imperios fue brutal. No sólo se produjo esa conspiración de silencio, sino también se impuso a Haití la famosa “Deuda de la Independencia”, firmada en 1825, que fue el paso para reintegrar la economía haitiana a la economía mundial bajo la violencia de la deuda.

Se declaró una deuda de 150 millones de francos oro, que el estado de Haití tuvo que pagar durante más de un siglo, y que todavía estamos pagando a partir de la transferencia de esta deuda hacia los Bancos de Norteamérica. Esta deuda fue a indemnizar a los antiguos dueños de plantaciones de esclavos de Francia. Una cosa totalmente escandalosa.


En una carta realizada desde Jubileo Sur, para los líderes de 20 países y organismos internacionales reunidos en Montreal, para debatir sobre los mecanismos de ayuda a Haití, se demanda precisamente que los gobiernos y organizaciones internacionales anulen de manera inmediata e incondicional la deuda externa reclamada a Haití, y que los recursos diseccionados a la reconstrucción de Haití, no generen nuevo endeudamiento ni sean utilizados para imponer nuevos condicionamientos, como es la práctica de las instituciones financieras internacionales tales como el Banco Mundial, el BID, el FMI y los llamados países “donantes”.

Claro, ahora en Haití estamos hablando de reparación, y de restitución. Decimos que esa deuda pagada con la sangre y el sudor del pueblo de Haití, debe ser restituida al pueblo de Haití. En vez de eso, el proceso de endeudamiento, como elemento clave de dominación sigue. Y en esta crisis reciente del terremoto, el FMI impuso a Haití un nuevo préstamo de 104 millones de dólares, diciendo que Haití tenía que empezar a pagar los intereses en el 2012. Eso es algo totalmente escandaloso, y muestra el cinismo de esos organismos, que incluso en la crisis humanitaria tan extrema, siguen con las mismas políticas de dominación, y siguen incrementando la deuda. Por eso creo que es el momento para intensificar la lucha que estamos llevando hace muchos años, para exigir la anulación total e incondicional de la deuda reclamada a Haití, que es una deuda ilegítima, una deuda ilegal, una deuda criminal.


Ustedes están exigiendo también el retiro de las tropas de la MINUSTAH. ¿Cuáles son las consecuencias de la presencia de estas tropas en este momento?

Hay toda una máscara para decir que son tropas de Naciones Unidas, que no es una ocupación, etcétera. Pero de hecho es una ocupación militar, y es una ocupación represiva, que está debilitando al Estado de Haití, a las instituciones haitianas, y que significa la violación de nuestra soberanía. Recientemente, por ejemplo, el secretario general de la ONU ha designado a Bill Clinton como coordinador de la ayuda externa de emergencia a Haití, y del proyecto de reconstrucción de Haití. Es algo totalmente inaceptable. Debemos intensificar la lucha por la recuperación de la soberanía de Haití.

Durante la crisis que vivimos después del terremoto, a partir del 12 de enero, se vio muy bien que la presencia de esos 9000 militares bajo el paraguas de Naciones Unidas, no sirvieron de nada para ayudar a la población a hacer frente a la crisis.

El primer soldado de la MINUSTAH que vimos en las calles fue solamente el cuarto día después del terremoto, y la gente tuvo que enfrentar esta crisis con sus uñas, buscando sobrevivientes por debajo de los escombros, sin ninguna posibilidad de utilizar los equipamientos y los conocimientos de las tropas de la MINUSTAH. Es muy importante subrayar esto, porque se presentan como una tropa que también realiza ayuda humanitaria. Esto no tiene nada que ver. Su presencia contribuyó al debilitamiento del estado haitiano, que fue muy lento y muy ineficaz en su respuesta a la crisis. La MINUSTAH se está aprovechando de la crisis para reforzar su presencia. Incluso demandaron un aumento de efectivos de 3500 militares más, y es muy evidente el balance negativo de esta presencia desde el 2004, que no contribuyó a ayudar al país a salir de la crisis. Al contrario, se profundizó la crisis, y se debilitaron los instrumentos que permitirían salir de esa crisis.


¿Qué respuesta recibieron del llamamiento a las organizaciones populares para coordinar la solidaridad de pueblo a pueblo?

Es una respuesta entusiasta, muy interesante. Debemos subrayar que redes como Jubileo Sur se movilizaron de manera muy temprana después del terremoto, para canalizar ayuda a Haití, y para hacer un trabajo con la redacción de una nota que fue firmada ampliamente a través del mundo, que fue enviada a la Conferencia de Montreal donde se reunía el gobierno de Haití con los donantes. Fue una contribución muy importante. También tenemos que subrayar la presencia con nosotros de compañeros y compañeras de Centroamérica, de República Dominicana, de Puerto Rico, que vinieron físicamente a participar del esfuerzo para responder a la crisis, y que están haciendo una contribución vital para esta coyuntura, y que se ofrecen para participar en proyectos reales de reconstrucción de Haití. Porque cuando los Estados Unidos hablan de reconstrucción, ya vimos lo que pasó en Irak; son proyectos de reconstrucción que no tienen nada que ver con las necesidades del pueblo. Son proyectos en los que se enriquecen las trasnacionales norteamericanas, que tienen contratos multimillonarios, y que se aprovechan de la crisis otra vez para sacar beneficios. Es muy importante que el proyecto de reconstrucción, y las estrategias de reconstrucción sean definidas por el pueblo de Haití como actor central de este proceso. Esto los compañeros de América Latina, de Europa, Asia y África que se han manifestado, han entendido ese mensaje clave, y van a ayudarnos a construir la solidaridad duradera.


Te agradecemos este diálogo y te hacemos llegar nuestro abrazo. Sabemos que tu familia ha sido muy afectada también, y que fue destruida tu vivienda. Para vos y para todos los hermanos y hermanas del pueblo haitiana nuestra solidaridad.

Muchísimas gracias por todo lo que han hecho, por lo que siguen haciendo, y por la ternura que sentimos que viene de ustedes.


http://pagina13.org.br/?p=493

http://pagina13.org.br/?p=465


[1] Diálogo realizado en el programa Juana Pimienta, de Radio Nacional de Argentina, el 5 de febrero del 2010.

[2] Camille Chalmers es economista, profesor universitario, Secretario Ejecutivo de PAPDA – Plataforma por la Defensa de un Desarrollo Alternativo; Integrante de Jubileo Sur y participante de la CADA (Campaña por la Desmilitarización de las Américas).

[3] El 29 de febrero del año 2004, una intervención militar franco-norteamericana destituyó al presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. Posteriormente, este golpe de estado fue reforzado y "legitimado" con la presencia de tropas militares que integran la Misión de Estabilización de Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH), con efectivos de diferentes países de América Latina (entre ellos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú, Bolivia y Paraguay), y de otros continentes, organizados y financiados por EE.UU. y Francia.

Brindar la rosa
en el tiempo y el espacio mágico del aire radial.
Radializarla. Irradiarla.
Regarla con la poesía, la música, los dolores
y la esperanza que guarda la tierra.
Rehacer la rosa pétalo a pétalo,
Me quiere mucho,
muchito y todo.
Blindarla en el combate. Brindarla en el amor.
Risarla con alegre rebeldía.
La rosa brindada. Espacio de los intentos.


La rosa brindada

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