miércoles, 23 de enero de 2008

NO DEJEN QUE MUERA LA CHEPA ( a Patricia Troncoso y su lucha inclaudicable )


¿Has sentido alguna vez
la quemadura
del hambre
en tu estómago vacío
de alimentos
y sueños?

El deseo mórbido
y obsceno
de alimentarte
sin medida clara
es un mal
bien visto
en nuestra época.

Luego tu obesidad
monumental
y contemporánea
es tratada pulcramente
en clínicas especializadas
con profesionales extranjeros
que te inyectan
expectativas
y esperanzas
de un futuro promisorio,
de una vida nueva.

Entonces no dejes
que muera
de hambre
la Chepa.

Tú que haces la dieta
de la luna,
del sol
y de las estrellas
por pura estética,
para recuperar
un amor perdido,
por el placer sexual
de mirarte
desnuda
al espejo del deseo,
no dejes que muera
de hambre
la Chepa.



Tú que te sientes
reconfortada
y piensas en dios
cuando
la mano de tu hijo
peina tus cabellos
sin embargo,
su cabellera oscura
fue poco a poco
arrebatada
por la debilidad
y por el viento;
y tus uñas
crecen
una maravilla
y las pintas
con los tonos de moda,
pero las de ella
se quiebran
y desprenden
de la carne de sus dedos
como la corteza
del árbol seco.

Entonces no dejes
que muera
de hambre
la Chepa

Tú que te preparas
para celebrar
el Bicentenario,
con asados,
licor y amigos
y ahíto piensas
que para fornicar
con ganas
debes bajar
de peso,
recuerda
que en este momento
los huesos perforan
la piel insurrecta
de la Chepa
y su mirada exhausta
grita MARRICHIWEU,
mientras miles de voces
ancestrales repiten
no dejen que muera
la Chepa


Carlos Cifuentes López

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Brindar la rosa
en el tiempo y el espacio mágico del aire radial.
Radializarla. Irradiarla.
Regarla con la poesía, la música, los dolores
y la esperanza que guarda la tierra.
Rehacer la rosa pétalo a pétalo,
Me quiere mucho,
muchito y todo.
Blindarla en el combate. Brindarla en el amor.
Risarla con alegre rebeldía.
La rosa brindada. Espacio de los intentos.


La rosa brindada

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