por Manuel Guerrero Antequera
Estimada Presidenta,
Han surgido voces que a tu nombre critican el accionar de PatriciaTroncoso, en el sentido que está presionando en forma amenazante conla pérdida de su vida y que ello sería equivalente a quitar la vidaajena, y que por lo tanto el Estado debe detenerla a como de lugar.
El tema es profundo y no es fácil de despachar en un par de líneas,pero no puedo evitar entrar en el debate aunque sea con un par deideas fuerza que deseo comunicarte en forma pública, rompiendo elsilencio para no ser parte de una empresa de muerte segura:
- Quitar la vida ajena no es lo mismo que dar la vida por otro. Laequivalencia entre ambos actos no cabe establecerla.
- La no equivalencia se acentúa cuando se trata de dar la vida comodecisión personal de poner fin a la propia existencia como medio parasalvar otras vidas, en este caso el de una etnia, una culturaexcluida, explotada, oprimida.
- Seguir una huelga de habmbre en nada es comparable con el quitar lavida por parte del Estado, en tanto detentador del monopolio del usode la fuerza. Cuando el Estado quita la vida a un particular seconvierte en violador de los derechos humanos. De ahí la diferencia,recogida en losinstitutos internacionales, entre un guerrillero o narco o quien seaque mata, que cuando lo hace un funcionario público. Por ello losparticulares muertos por particulares no caben en el Informe Rettig.
- Más aún; cuando el Estado por acción u omisión quita la vida demuchos particulares, o los somete a condiciones de vida miserables ylos subyuga a través del uso de la fuerza, estamos ante una prácticade Terrorismo de Estado. En el caso en que ello ocurre sobre un grupoparticular quepertenece a una etnia, como es el caso mapuche, estamos ante unEtnocidio, que implica la destrucción de la cultura de un pueblo. Ellopuede ocurrir también bajo el ampara de una Ley y el Estado deDerecho, en este caso la Ley Antiterrorista. Mantener el orden públicoa costa de no asumir medidas que eviten la desaparición de unacultura, de una comunidad de vida, implicauna forma de exterminio, y eso hay que decirlo con todas sus letras.
- Tomar la vida propia, como Ghandi y gran parte del movimiento dederechos humanos en el mundo, como medio de presión (no de amenaza)para sensibilizar en forma no violenta a la opinión pública, a laelites gobernantes, a las instituciones morales, forma parte delacervo democrático de los modos de hacer política en occidente. Sobretodo en los casos en que existe un monopolio del uso y control de loscontenidos de la información, en el caso chileno por doctrinaideológica de los propietarios de los medios masivos de comunicación,a pesar de la aparente libertad de expresión. También cuando elsistema político es cerrado a las realidades de ciertos sectores,sensibilidades, poblaciones, etc., porque no hay espacio institucionalpara la circulación democrática de alternativas distintas. Es el casodel sistema democrático chileno de la postdictadura, asegurado por elsistema binominal y otros enclaves autoritarios, aprovechados yreproducidos por fuerzas políticas y representantes de sectoressociales que no han estado endisposición a profundizar la democracia para mantener susprerrogativas particulares.
- Gran parte del movimiento contra la dictadura chilena fue llevadoadelante por la legitimidad que tienen este tipo de acciones como losayunos y huelgas de hambre. La más destacada es la del MovimientoContra La Tortura Sebastián Acevedo, conducida por el padre PepeAldunante. Tu misma,Presidenta, participaste o apoyaste muchas de estas acciones noviolentas de presión. No es dable invertir la legitimidad de estosactos ahora que se está en el ejercicio del poder político.
- Lo más importante: evitar esta muerte ya no es responsabilidad dePatricia, ese es el punto. Sino de la creación de caminos de soluciónque lleven a evitar que personas con su sensbilidad y compromisopolítico con la causa de los oprimidos se vean obligados a ejercerestos medios de presión frente a un sistema político sordo, ciego,mudo y cada vez más envilecido por el poder y el dinero fácil.
No queremos que Patricia muera. Ella tampoco lo desea. Presidenta,tienes a mano el indulto, la amnistía, la mesa de negociación, laposibilidad de iniciar un camino de justicia. No sirve el ordenpúblico si se construye sobre la base de la muerte lenta de todo unpueblo, de toda una nación. Dejar que Patricia muera, o hacerla vivira la fuerza, sin solucionar el tema de fondo, te vuelve responsable,culpable de lo que ocurra. Un mínimo de dignidad, compasión ysolidaridad humana puede en estos momentos salvar muchas vidas.
Atentamente,Manuel Guerrero Antequera.
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