cuerpo de mujer/blancas colinas
Pablo Neruda
CUERPO DE MUJER poema de Gabriela Urrutibehety
La mujer es un cuerpo.
Es una pelea, cuerpo a cuerpo.
Por el cuerpo.
Con el cuerpo.
Desde chiquitas:
Mostrar o no mostrar.
Vestir, tapar, desnudar.
Moño.
Adorno.
Y la propaganda, que manda cruel en el cartel.
Cortar, sacar, elevar, agregar:
cuerpo de quirófano
manipulable por otros.
Cruel, en el cartel.
Cuerpo de mujer.
Nicho de palabras ajenas
decisiones ajenas.
Los médicos le piden permiso a los jueces, los jueces le piden permiso a la cámara, la cámara le pide permiso a la corte, la corte le pide permiso al rey, el rey le pide permiso al Papa, el Papa le pide permiso a Dios. ¿Y Dios? Antón pirulero, cada cual atiende su juego.
Mi mujer es mía, y en el cuerpo pongo la marca.
Y es de buena educación ignorar.
Mujeres vendidas.
Mujeres compradas.
El que peca por la paga y el que paga por pecar.
Madre que busca a la hija robada:
la funcionaria del Imperio,
premio y beso,
y a decidir sobre los cuerpos
de miles de mujeres con túnica y velo,
con almas de otros cielos,
meros daños colaterales.
Mujeres en guerra.
¿Qué forma tiene la mesa de arena
en la que se decide violar mujeres como estrategias?
¿Qué siente el que siente su propio cuerpo
rajando cuerpos ajenos?
¿Qué siente quien debe decidir
si esto debe ser condenado o no
por la comunidad organizada?
Mujeres muertas.
Miles de cuerpos de mujeres
que desaparecen de la vista,
sólidos que se desvanecen en el aire.
Y nadie hace una revolución por esto.
Los cuerpos de las mujeres explican
lo que nadie parece querer escuchar.
Gabriela Urrutibehety
Dolores- Buenos Aires
La mujer es un cuerpo.
Es una pelea, cuerpo a cuerpo.
Por el cuerpo.
Con el cuerpo.
Desde chiquitas:
Mostrar o no mostrar.
Vestir, tapar, desnudar.
Moño.
Adorno.
Y la propaganda, que manda cruel en el cartel.
Cortar, sacar, elevar, agregar:
cuerpo de quirófano
manipulable por otros.
Cruel, en el cartel.
Cuerpo de mujer.
Nicho de palabras ajenas
decisiones ajenas.
Los médicos le piden permiso a los jueces, los jueces le piden permiso a la cámara, la cámara le pide permiso a la corte, la corte le pide permiso al rey, el rey le pide permiso al Papa, el Papa le pide permiso a Dios. ¿Y Dios? Antón pirulero, cada cual atiende su juego.
Mi mujer es mía, y en el cuerpo pongo la marca.
Y es de buena educación ignorar.
Mujeres vendidas.
Mujeres compradas.
El que peca por la paga y el que paga por pecar.
Madre que busca a la hija robada:
la funcionaria del Imperio,
premio y beso,
y a decidir sobre los cuerpos
de miles de mujeres con túnica y velo,
con almas de otros cielos,
meros daños colaterales.
Mujeres en guerra.
¿Qué forma tiene la mesa de arena
en la que se decide violar mujeres como estrategias?
¿Qué siente el que siente su propio cuerpo
rajando cuerpos ajenos?
¿Qué siente quien debe decidir
si esto debe ser condenado o no
por la comunidad organizada?
Mujeres muertas.
Miles de cuerpos de mujeres
que desaparecen de la vista,
sólidos que se desvanecen en el aire.
Y nadie hace una revolución por esto.
Los cuerpos de las mujeres explican
lo que nadie parece querer escuchar.
Gabriela Urrutibehety
Dolores- Buenos Aires
2 comentarios:
Gaby, como siempre, esa complicada sencillez que te caracteriza. Sinceramente ¡Muy bello!.
Y como siempre, esa mirada desde las grietas y desde tus grietas que acompaña tantas otras miradas que no saben o no pueden y de eso se trata cada vez que uno intenta el mensaje,bah,eso creo yo.
Aplauso y besos
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