el primero de una serie que iré armando sobre mis vacaciones en Uruguay, país en el que se aplaude los atardeceres, se baila al compás de tambores ancestrales, se acompañan las charlas con ricos matecitos y al que me convocan cada año Yemanyá y mis amigas...
Sentí que también en esta bloga de la Rosa Brindada podía volcar estas impresiones personales, íntimas, porque, como lo personal es político, convivirán aqui la acción y la contemplación, la comunicación y lo secreto.
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