También podrán escuchar un audio realizado para emitir en radio, tomando algunas voces comprometidas con el tema:
derecho aborto mi cuerpo no es tu templo.mp3
INTERRUPCIÓN DE LA INTERRUPCIÓN DEL EMBARAZO EN BAHÍA BLANCA - EN LUGAR DE QUIÉN NOS PONEMOS.
El caso de la chica de 18 años con capacidades especiales, que fue violada durante su período de institucionalización en el Patronato de la Infancia, y a la que ahora la justicia solicitó suspender la interrupción de su embarazo por 48 horas, hasta las 24 horas del día de hoy, sacudió a algunos sectores de la ciudad y abrió un debate que aún nos debemos en todo el país.
La chica, conocida como G.N.R. por sus siglas, tiene su representante legal, pero parece que algunos sectores se habilitan a sí mismos como sus representantes.
El caso se enmarca perfectamente en el artículo 86 del Código Penal en la figura de aborto no punible. Pero la chica ya está sufriendo un castigo enorme: las idas y vueltas de este proceso que no le hacen nada bien a su salud física y psíquica, ya que, cuando ya todo estaba dispuesto para realizar la intervención en el Hospital, la misma debió ser suspendida.
Un feto no se transforma en hijo con el solo hecho de estar alojado en un útero femenino. La maternidad no se impone, se construye. En 48 horas un feto no se transforma en hijo, y mucho menos si es producto de una violación. En 48 horas tampoco se transforma el deseo de una mujer violada: seguramente seguirá negándose a alojar ocho meses a ese producto de la violación, para luego darlo en adopción.
Pero en 48 horas se incrementa su riesgo. Sabemos que el tiempo es un factor crítico que aumenta el riesgo de salud y vida de la mujer, y la expone a un padecimiento psíquico que incidirá negativamente en su recuperación. Entonces ¿en lugar de quién nos estamos poniendo?
En el lugar de las mujeres pobres y marginadas, seguro que no. En el lugar de los derechos humanos, menos que menos. En el del Estado de derecho, más allá de las creencias morales y religiosas, tampoco.
G.N.R. y muchas otras chicas como ella necesita que nos pongamos urgentemente en el lugar de garantizar el cumplimiento de las leyes: al acceso a la interrupción del embarazo en los casos de impunibilidad, la ley nacional de salud sexual y procreación responsable, la ley nacional de educación sexual y la ley de promoción y protección integral de niños, niñas y adolescentes. Hoy a la medianoche veremos si ésto sucede.
María Inés Re, desde Bahía Blanca
Lic. María Inés Re - Trabajadora Social - Magíster en Ciencias Sociales y Salud
Posgrado en Salud Social y Comunitaria
La nena, el violador y los inquisidores - Por Liliana Mizrahi
“Lo más humillante, para un ser humano es sentirse llevado y traído de aquí para allá, arrastrado sin opción, como si fuera realmente imposible elegir, ni tomar decisión alguna, porque alguien, que no se toma el trabajo de consultar, está tomando las decisiones por su cuenta.” María Zambrano.”Hacia un saber sobre el alma”
Podemos matar de muchas maneras. Esta vez es: negando el derecho a un aborto.
Los seres humanos somos problemas vivientes, pero muchos, muchos, carecen de una lógica humanitaria comprensiva y compasiva. Una lógica del semejante.
Se destruye brutalmente la vida de niñas, jóvenes, mujeres, porque se han embarazado sin quererlo, y en vez de ayudarlas a salir de su dramática realidad y confortarlas en su difícil coyuntura, se las castiga imponiéndoles un embarazo no querido, fruto de un abuso incestuoso. Una verdadera expropiación psicológica, emocional y corporal. Un desalojo.
El padrastro violador expropia el cuerpo infantil, la desaloja de sí misma, se adueña de ella, aplasta su voluntad y le impide elegir. Hace lo que él quiere, lo que le brinda goce. Ella se convierte en un objeto manoseado y violado, que se embaraza. La madre pide un aborto, que le es negado. En ese momento, aparecen los otros perversos: los inquisidores, los mal nacidos, llamados pro-vida, asesinos, que otra vez la expropian de su voluntad, la someten, enturbian y ensucian su conciencia con tácticas que naturalizan la culpa y, en definitiva, la desalojan y expropian de sí misma, otra vez más.
Las tácticas de culpabilización sirven para debilitarla, la fragilizan, y de ese modo asumen el dominio y el control sobre ese cuerpo y esas vidas. Vidas que en realidad, no les interesa. La vulnerabilidad es muy grande. Esta nena de Mendoza, es una metáfora de miles de niñas, jóvenes y mujeres que mueren en abortos clandestinos, o abandonan los bebés en baldíos, en zaguanes, en bolsas de basura o enloquecidas de impotencia, los matan. Recordemos a Romina Tejerina, hoy en una cárcel en Jujuy.
La invasión/penetración violenta, de su cuerpo, (contra su voluntad), por parte de su padrastro, el violador, y la expropiación de su derecho, (y de su madre), a elegir y decidir sobre su cuerpo y su vida, en realidad es una tragedia, que importa a pocos.
Ellos, los jíbaros de la iglesia, los mal llamados pro-vida, ven la ocasión. Ella, la nena, no ha elegido nada, y en ningún sentido, no pudo defenderse nunca, no la defendieron, ni tiene quién lo haga por ella. Es chiquita. Lo que le toca vivir es infernal e intransferible.
Hay muchas maneras de matar: esta es una de ellas. Me pregunto: ¿alguien se da cuenta que es una nena? ¿ella se da cuenta que aún es una nena?
Esta gente ruin, es más ruin todavía, porque tiene poder. Nosotros, la sociedad democrática, que no obliga a nadie a abortar en contra de su voluntad, porque cree realmente en el derecho a elegir, mientras no demos la discusión a fondo, sobre la despenalización del aborto, no pasa lo que debería pasar. No hay atención médica segura, libre y gratuita. Y entonces, a los inquisidores, ¿los podemos desactivar o neutralizar? No, no vamos bien. Antes teníamos un ministro que defendía la causa, ahora ni eso. El camino a la despenalización del aborto, no es fácil, y tampoco está facilitado.
Todos y todas estamos a favor de la vida, y también a favor del derecho a elegir sobre el propio cuerpo, y decidir nuestras maternidades. Sin embargo ese derecho, todavía, está en cuestión, y es un derecho humano, negado arbitrariamente.
Pregunto: ¿y qué pasa... con el padrastro violador de la nena? ¿Qué va a hacer la justicia con ese aborto humano, que hizo con ella lo que quiso? ¿Qué van a hacer los mal llamados grupos pro-vida, con ese engendro feroz? ¿lo van a vasectomizar? ¿lo van a castrar? ¿van a disponer de su cuerpo, como disponen del cuerpo de la niña? El padrastro violador, y los mal llamados pro-vida, se parecen entre sí. No conocen el respeto por el otro, no re-conocen al semejante, son incapaces de leer la totalidad de la realidad, no aman. Gozan, en el sentido perverso del término. Gozan haciendo lo que quieren con el otro.
¿A quién le importa una nena de 12 años, violada y abusada, que además deba pasar por una gestación, un parto... ¿una crianza? ¿Esto significa que matan dos pajaros de un tiro? La vida de esa nena, que nunca quiso ser violada ni abusada, viene mal y la de ese embrión en crecimiento que... nadie quiere, ni espera, ni desea ver, también llega mal a este mundo.
Los mal llamados pro-vida, se parecen. Son criminales. Son seres pro-muerte. Asesinan. En realidad, no defienden ninguna vida, lo que dicen es retórico, sólo defienden ese antiguo poder patriarcal sobre la fecundidad de las mujeres, y el goce perverso que esa acción ultrajante les provoca. Dominan.
Otra vez, el abuso de poder: esa capacidad ilimitada de aplastamiento y destrucción de la que hace uso el ser humano sobre otro ser humano. El abuso prende, y da sus frutos, cuando falta el reconocimiento del otro como semejante. El otro, como semejante, no existe para ellos. Otra vez más, ratifican su control, ignorantes de que son los verdaderos engendros de la naturaleza.
Ahí están, los seres oscuros al acecho, son los inquisidores, encapuchados, bárbaros de una iglesia medieval que camina para atrás. ¿Qué importancia tiene un filicidio más en medio de tanta basura? En los basurales, hay muchos niños nacidos que crecieron y rebuscan su comida en la basura, también hay recién nacidos, abandonados por todos. Se mata de muchas formas. ¿Y dónde están los mal llamados pro-vida, en los basurales, en las villas, en la calle, rescatando vidas? Hipócritas. Cabezas podridas por tanto axioma inútil... pero con poder.
Una de las cosas que sucede, es que el ser humano es crédulo, constitutivamente crédulo. Cree, necesita creer, necesita confiar, como una forma de aferrarse de algo, y creer que así puede salvarse del infierno que vive.
A veces, “La vida, en su espontaneidad, resulta monstruosa”, dice María Zambrano.
La realidad, horrorosa e indeseada, es implacablemente impuesta, interpretada como un mandato divino y sagrado. Se puede destruir con indiferencia, y autoritariamente, la vida de una nena que recién despuntaba y quería florecer. ¿Es ahí, cuando la existencia se desliza peligrosamente y se vacía de sentido, y la realidad se convierte en un fantasma con el que no sabemos qué hacer? Sí, es el borde del abismo.
Todos estamos solos, es cierto, como estas nenas ultrajadas a diario, solitas con sus cuerpos embarazados, en una soledad sin descanso. Una precocidad no deseada, ni elegida. Solas, sin comprensión, ni justicia. Controladas, monitoreadas, sancionadas, culpabilizadas.
Un juez / una ministra / una presidenta / una iglesia. A tal crueldad y tal pasividad, el silencio. ¿Qué hacemos con la desesperación y la impotencia de los seres inocentes?
No se discute ética sino poder - Por Martha Rosemberg *
Me pregunto qué estará significando para esa niña violada la pena que se le está infligiendo ahora. Ya fue sometida por alguien mucho más pesado que ella, de más edad y otra generación, de mayor responsabilidad y autoridad familiar. Ni hablar de la diferencia de fuerza física. Ya sabe eso. Pero la cosa continúa: denegado el pedido de aborto por los médicos responsables de proporcionarlo, secuestrada por un juez que ni siquiera debió intervenir, demorada por un comité de bioética que se asume pertinente cuando la decisión es de abortar, pero no cuando se consigue torcerla. No es de ética de lo que se trata. Es de las estratagemas del poder médico para imponer sus decisiones. ¿Qué es este embarazo para la nena? La santificación de la perversión del violador que la toma por objeto. El inseminador es omnipotente, su poder es infinito. Aunque pueda ocurrir que sea condenado y preso, eso no repara el daño que ella soporta dentro suyo. Nadie pone fin a las consecuencias de su acto. Quienes deben protegerla sólo reafirman el sometimiento al que la destinan. No hay hábeas corpus para la nena violada.
Más allá de todas las recomendaciones del Consejo Interamericano de Derechos Humanos al Gobierno.
¿Quién es ella? Funda, vaina, objeto de la voluntad divina y no tanto, sierva del violador, de sus miedos, de su desamparo que la pone en el trayecto de una eyaculación que no debería haberla alcanzado nunca. También despojada de la educación sexual y la información anticonceptiva que la escuela le debe. Ahora ya aprendió –gracias a las enseñanzas de la Santa Madre– que de la abyección de las figuras parentales –quien no la mira,
quien no la ve sino por el ojo seminal– surge una vida sublime que vale mucho más que la de ella misma. Ahora sí que se disputan su dominio. Y salen el clero, los jueces y los médicos a apoderarse de ella para mayor gloria de
dios. La perversión triunfa. La Iglesia y la industria sexual se las arreglan para lograr que la sexualidad sea pecado y la perversión, sagrada.
Perverso mata sexual. Lo que les resulta intolerable es la resistencia de las mujeres a su destinación procreativa. Que el mandato de sometimiento sea resistido, como de hecho lo es, por las miles de mujeres –muchas fieles católicas– que abortan, y por las mujeres que afirman su autonomía y pretenden que el derecho a decidir sobre su cuerpo y su capacidad de gestar no sea ejercido más que por ellas mismas. A la nena mendocina, las falanges clericales fundamentalistas que invadieron el espacio médico en el que fue
atrapada, le anticiparon y re-actualizaron el infierno: tanto con las imágenes que la obligaron a mirar, como al presionarla con su condena y prohibición de un aborto que había demandado y al que tenía pleno derecho.
Niña-objeto, le impidieron el único gesto que hubiera podido acreditarla como sujeto en la vía de oponerse a la mala fortuna de haber sido violada también en un día en que su fertilidad hizo visible la violencia a la que
estaba sometida. Y le dieron el visto bueno. Fertilidad mata violencia.
¿Quién paga?
* Psicoanalista. Foro por los Derechos Reproductivos-Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
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