domingo, 31 de agosto de 2008

Es alli a donde voy


Clarice Lispector

Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.
La punta del lápiz el trazo.

Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí a donde voy.
En la punta del pie el salto.
Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy.

¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy.

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra «tertulia», y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.
Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.

En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto.
Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.

5 comentarios:

radical desde la raíz dijo...

Lili querida, este "cuentito" de la Lis, me encanta!!
Está en el libro "Silencio", que tradujo la Peligrossi, jejeje. Yo lo había conocido primero navegando por la red, y un día en la librería de mujeres me encontré con esta reliquia.

besitos Lili, yo también te leo ;-)

PD: tendremos que aprender a poner el contador, yo también me pregunto si alguien entra en mi bloga.

Unknown dijo...

Hola Lili, estoy aprendiendo a recorrer tu bloga, solo por el hecho de que no te encuentres sola en el camino de querer compartir. Te descubro día a día y me gusta el saber que podemos ser muchas las que no queremos enamorarnos de un jabón en polvo y queremos ser más protagonistas de nuestro lugar. Graciela Juana

Andrea dijo...

Hola, Lili, te escucho desde que lo escucho a Aliverti, desde que estudiaba en La Plata.
Ahora, en Comodoro Rivadavia, te escucho y también te leo en tu blog.
Y qué lindo sería escucharte leer este hermoso relato!
Un abrazo y felicitaciones por la firmeza en la lucha.

Anónimo dijo...

Hola Lili!! Qué bueno descubrirte aquí!! me encantó este recorrido que hice por tu bloga. Mirá que aún nos debemos una charla... Hasta muy pronto, amiga!!! Tengo algunas cosas para contarte. Te felicito por este espacio, y ahí nos estamos viendo. Damián

Fatita dijo...

Yo recorro tu bloga Lili! Qué emoción descubrirte por acá, se siente bien escribirte: se me traban los dedos, se me humedece la entrepierna! Jejej!
Lili adoro escucharte los sábados, ahora leerte también, seguir redefiniéndome con vos, morir juntas en las palabras, vos, la Pizarnik y yo...
Oh sí Lili, adoro nuestra naturaleza transgresora, disidente.
Gracias por tantos aportes, por esas exquisiteces literarias y musicales que llevás los sábados con Aliverti, por ese regodeo al que me insta tu voz decididamente sensual.
Abrazo enorme, Lili, me despido con sonrisas vagas de mi último orgasmo...

Brindar la rosa
en el tiempo y el espacio mágico del aire radial.
Radializarla. Irradiarla.
Regarla con la poesía, la música, los dolores
y la esperanza que guarda la tierra.
Rehacer la rosa pétalo a pétalo,
Me quiere mucho,
muchito y todo.
Blindarla en el combate. Brindarla en el amor.
Risarla con alegre rebeldía.
La rosa brindada. Espacio de los intentos.


La rosa brindada

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