La poeta argentina Diana Bellessi fue reconocida Ciudadana Ilustre de Buenos Aires el viernes 23 de abril, fecha en la que se celebra el Día Internacional del Libro.
El acto fue organizado por la diputada porteña Diana Maffía y se realizó en la casa Thays del Botánico.
Un decir
como en esa pareja de zorzales en la rama
del sauce, un decir despiojándose, con caricias
que enlazan un cogote a otro y pico va y pico
viene entre las plumas hasta parece se besaran
o se dieran de comer los piojitos mutuamente
bajo el sol de la atardecida rama gusto da
detener la mirada sin pensar en otra cosa
para ver el amor que sostiene como una red
a la vida en la arena aquí y allá por un momento
de distraída nomás y no de sabia sinó
vacía de esa mercancía mayor que es siempre
yo en el centro y no la sombra o luz del cauce único
adonde va y se lava ahora sola la mirada
le dicen día de la independencia
como si hubiera sido así y aún
no anduviéramos independizándonos
siempre y sin lograrlo de la maldita
hambruna que nos encadena a éstos
de aquí y a los de afuera mientras ellos
festejan con cinta celeste y blanca
es la pena más negra la de la panza
vacía, negros los dientes cariados,
la bronca negra y negro el aliento
del que no tiene trabajo, señores
tan trajeados pidiendo palo al grito
de saquen ya estos negros y se mueran
solitos donde nadie los ve, ¿qué
me querés?, qué nomás ha sucedido
sin alcanzarle el sentido a la dicha
independencia de mi país, blanco
y celeste sobre el lomo de la historia
que se vuelve roja aunque les pese
cortando puentes y no la muerte
a escondidas donde el nueve se acomoda
en su mentira noventa veces nueve
y se festeje, algo sobre la tierra
Quiero agradecer este reconocimiento, y a Diana Maffía por sus palabras.
Buenos Aires es un lugar al que adoro. Ciudadana de ella soy, ciudadana de todas sus turbulencias. Como muchos porteños, no nací en ella, pero me volví de ella, y ella de mí. Cada vez que vuelvo por alguna ruta, o que desciendo en Ezeiza, siento esa alegría loca de entrar a esta ciudad, la ciudad más bella del mundo.
Aunque debo decir que no me considero ilustre, término que proviene del latín illustris y quiere decir, en su primera acepción, distinguido o de noble familia. En sentido formal, se aplica a nombres como tratamiento honorífico, el ilustre gobernador, por ejemplo, o la ciudadana ilustre en este caso; y en sentido vulgar, significa célebre o que destaca en alguna actividad. A la luz de los comentarios del diccionario de lengua castellana que acabo de referir, puedo rescatar la palabra célebre si la asocio a celebrante, o sea, la que celebra, la que celebra algo que está más allá de sí y que convierte a otros también en celebrantes: ese algo es la poesía. Sin embargo, la poesía es desarrapada por naturaleza, anarquista, cabecita negra, boca sucia, y anda con los bárbaros sin ilustración. Es el panteón social y literario el que trata de volver ilustres al poeta y a la poesía. Con el poeta a veces lo logra, con la poesía no, porque es una oveja negra que no se deja llamar al orden y permanece siempre irredenta.
Por lo tanto, agradezco, aunque no sin cierta incomodidad, porque les suele pasar al arte y a los artistas, que estos reconocimientos suenen siempre a hueco. Por un lado, se promociona al arte para dar lustre a una ciudad que, simultáneamente, le niega programas, apoyo material, una atención real y continua. Así el artista, el poeta en este caso, es puesto a la vista, pero no sostenido, no alimentado, no acrecentado en su tarea anónima y cotidiana.
Entonces, y a pesar de la incomodidad, es la presencia de ustedes, mis amigas y amigos, a los que parece no haber acobardado la palabra ilustre, y han venido hoy a acompañarme, lo que hace para mí esta noche la diferencia.
Así como mis maestros, Juan Gelman por ejemplo, José Luis Mangieri o Griselda Gambaro, han estado en esta situación, hoy, no sé por qué, a mí me toca. Y quiero aprovecharla para recordar que es hora de volver concretas y colectivas las promesas que suponen estos reconocimientos. Que el abrazo de la ciudad a los artistas se manifieste en que sus gobiernos lleven a cabo políticas económicas efectivas, es decir que pongan finalmente la ley y la plata. Esto, de una manera que nos comprometa y nos beneficie a todos, sólo lo puede hacer el estado, y el estado debe acompañar, no únicamente con honores, sino con dinero a sus artistas que, como cualquier trabajador, también contribuyen a crear un bien común que debería estar al alcance de todos.
Me refiero a la necesidad de que se promueva una legislación sólida que avale el otorgamiento constante de premios, de subsidios para la publicación de libros y becas de aprendizaje, de pensiones que permitan vivir con dignidad a los grandes poetas argentinos que no han podido contribuir al régimen de una jubilación respetable. Es decir, formas de sostén económico que no queden libradas al antojo o a la buena voluntad del gobernante de turno.
1 comentario:
¡Qué bueno encontrar aquí a La Bellessi! Reencontrarla, redescubrirla, releerla. Gracias Liliana.
Y le agradezco a otra Liliana, "la Pacha", quien desde Santiago del Estero me chistó para que entrara en esta bloga.
Salud, rebeldía y Bellessi!
Dany desde Tucumán
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